Tal como muere la ilusión de un niño,
al enterarse que no existe Santa Claus,
murió en triste agonía, el deseo constante que tenía
de querer cambiar al mundo con la poesía.
Tenía 4 rosas en mi alma,
la amarilla de la esperanza,
la blanca de la pureza,
la rosada de la belleza,
y la roja de la pasion por las letras.
Una a una se fueron marchitando,
desapareciendo y en mi corazón dejando
tristes esperanzas rotas de un mañana mejor.
Pero de que sirve poner letras mudas en este sitio,
serán al final letras que no se leerán jamás,
igual que la poesía clásica,
mis palabras aburriran a quienes lean,
pero prefiero aburrir que entretener a cualquiera,
no deseo ser la prostituta de la imaginación eterea,
la musa de plástico de una generación hueca.
¿Qué tiene de importante mi poesía?
Salvarme de cometer una locura,
escribir lo que no siento por ganar la aprobacion ajena,
entregarme a la condena,
de ser un borrego obediente
y cumplir lo ordenado, por seres completamente
iletrados.